lunes, 31 de octubre de 2011

TRILOGÍA EN NUEVA YORK (Paul Auster)

Una llamada telefónica equivocada introduce a un escritor de novelas policiacas en una extraña historia de complejas relaciones paternofiliales y locura; un detective sigue a un hombre por un claustrofóbico universo urbano; la misteriosa desaparición de un amigo de la infancia confronta a un hombre con sus recuerdos. Tres novelas que proponen una relectura posmoderna del género policiaco y que supusieron la revelación de uno de los más interesantes novelistas de nuestro tiempo.

CORRER

En los Juegos Interaliados de Berlín, en 1946, al ver de­trás del cartel de Checoslovaquia a un solo atleta desma­ñado, todo el mundo se ríe. Pero después, cuando en los cinco mil metros acelera sin parar y cruza la meta en so­litario, los espectadores estallan en un clamor. El nom­bre de ese chico que siempre sonríe: Emil Zátopek. En pocos años y dos Olimpiadas, Emil se convierte en inven­cible. Nadie puede pararlo: ni siquiera el régimen che­coslovaco, que le espía, limita sus traslados y distorsiona sus declaraciones. Emil corre contra su decadencia, y sonríe. Incluso en las minas de uranio adonde lo destie­rran porque ha apoyado a Dubcek. Ni siquiera Moscú puede pararlo. La nueva novela de Echenoz atraviesa cuarenta años de un destino excepcional y sin embargo misteriosamente parecido al nuestro. Y nos regala una escritura encrespada de esa impagable ironía que para Echenoz es sólo un pudoroso afecto.
«Un swing en la escritura digno de los más grandes li­bros de Echenoz» (Baptiste Liger, Lire);
«Nada es inven­tado. Pero no nos hallamos ante una biografía. Se trata, pura y simplemente, de una novela, vibrante, elíptica, irónica» (Nathalie Crom, Télérama).
«Una novela hipnótica… Echenoz nos describe la vida de Zátopek como la de un héroe trágico del siglo XX. La de un ciudadano sin ideología que fue victima de los grandes totalitarismos… El relato emociona por su capacidad de meterse en la piel del héroe. Sus dudas, sus tribulaciones, son las nuestra» (Miquel Molina, La Vanguardia).
«Es la novela de Echenoz que debería definitivamente convertirlo en un narrador de enorme difusión, pues el prestigio ya lo tiene desde antes de ganar el Goncourt en 1999 con Me voy» (Javier Aparicio Maydeu, El País).
«Su prosa ha sido siempre de una velocidad endiablada y aventurera… En Correr nos reencontramos con la ya clásica voz narrativa de Echenoz, irónica, divertidísima, y tan cercana que a ratos parece oral… Está escribiendo mejor que nunca» (Nadal Suau, El Mundo).
«Es la historia de Emil Zátopek, pero en el libro aparece también lo que ocurrió en Checoslovaquia durante buena parte del siglo XX... Magnífico libro» (J.A. Rojo, El rincón del distraído).
«Como ya hiciera en Ravel, Echenoz practica un género que parece inventado por él. ¿Biografías? Tajantemente, no. Y sin embargo nunca como en ese mágico libro el músico nos pareció tan transparente y tan misterioso a la vez. Ahora el escritor galo retorna a la fórmula que tan excelentes resultados le dio… Me viene a la memoria una novela de Alan Sillitoe, La soledad del corredor de fondo. Me parece que Echenoz escribe un libro de parecido espíritu» (J.Ernesto Ayala-Dip, El Correo Español).
«Se lee de un tirón porque es una novela magistral de ritmo e interés, medida en sus elipsis, que retrata a un personaje y a un deporte fascinantes, y que abarca una época donde vivir era enfrentarse a las sucesivas formas del horror y del espionaje» (Antón Castro, Heraldo de Aragón).
«Con una prosa sobria y precisa y un ritmo admirable, el autor firma una pequeña obra de arte» (Ignacio F. Garmendia, Diario de Sevilla).
«La vida personal y los esfuerzos de superación de Zátopek en su carrera de campeón, podrá gratificar a los lectores aficionados al deporte pero, posiblemente también, a los que hasta aborrecen los fastos nefastos del deporte pero gustan de la lectura de la aventura humana, tan soberbiamente protagonizada por Zátopek, el increíble corredor checo, y tan bien escrita por Echenoz» (Santiago Aizarna, El Diario Vasco).
 «Una veloz y lograda nouvelle biográfica sobre el corredor checoslovaco, en la misma línea de su celebrada Ravel, sobre el enigmático compositor del Bolero» (Matías Néspolo, El Mundo).
 «Como hizo en Ravel, Echenoz elige un personaje atractivo y relata en tercera persona y en presente sus vicisitudes. Emil Zátopek es un hombre doblemente interesante. Como deportista fue un innovador con ideas propias, no tuvo entrenador e inventó el sprint final y un sistema de preparación física que potenciaba la resistencia… Su fama fue apoteósica y muy prolongada: cuenta Jean Echenoz que cuando lo condenaron al ostracismo y lo emplearon como basurero, seguía arrancando de quienes le reconocían las ovaciones más entusiastas. Su vida, desde luego, merece, por lo menos, un libro» (Fátima Uribarri, La Gaceta de los Negocios).
 «Hace más de veinte años se dijo de Jean Echenoz que era la gran esperanza de las letras francesas. Más de dos décadas después y tras un buen puñado de libros publicados, aquella esperanza recién premiada es uno de los novelistas más prestigiosos de la literatura europea. Y lo es, en gran medida, por proyectos como el que acaba de traducir al español la editorial Anagrama… Una historia dramática y épica a la vez narrada por un auténtico maestro del género» (El Ideal Gallego).
 «Con ligereza hipnótica y fascinante va desgranando las terribles circunstancias políticas sobre las que tuvo que correr el corredor de fondo más rápido del mundo… Correr es su obra más lograda, tan simpática como dolorosa, tan ligera como fascinante» (Javier Puebla, Cambio 16).
 «Un libro que se lee raudo y veloz, como su protagonista» (Iñaki Urdanibia, Gara).
 «De repente no nos damos cuenta y las páginas vuelan, y con ellas las efemérides de unos ídolos convertidos en carne cercana porque pese a la mitificación de sus rasgos los percibimos desde la normalidad, sin esa pátina que otrora se reservaba para describir las gestas de los hombres ilustres. Estas cualidades relucieron en Ravel y se refuerzan en Correr… La ventaja de esta obra excepcional es que pese a su exactitud no debe rendir cuentas con la documentación empleada al usarla con fines literarios que interpretan las fuentes y a partir de las mismas dibujan temas de relevancia» (Jordi Corominas i Julián, Revista de Letras).
 «Apasionante aproximación a la vida del velocista olímpico Emil Zátopek, cuya carrera deportiva corrió pareja con la manipulación de un régimen comunista que lo convirtió en héroe nacional… Echenoz no escribe biografías sino recreaciones noveladas de una vida dando lugar a un híbrido muy atractivo… El éxito del libro radica en este tono escueto, épico hasta cierto punto pero también tierno; la novela de una vida que supone una vuelta de tuerca al género biográfico. El resultado es una novela fresca, de esas que te deleitan a cada párrafo; te transporta a una terrible realidad en la que el esfuerzo y la honradez resultan en buena parte premiados, aunque lo básico en una dictadura opresiva sea sobrevivir» (Alfonso Vázquez, La Opinión de Málaga).
 «La narración, cercana y descriptiva, adquiere un carácter misceláneo, a caballo entre la novela tradicional, la crónica deportiva y el documental» (José Manuel Estévez Saá, El Correo Gallego).
 «Entre la verdad y la ficción, el autor de Me voy monta un metraje verosímil y apasionante» (Peio H. Riaño, Público).
 «Una forma de narrar imparable, tán calida como cercana y sencilla, sinuosa como un río calmo. Jean Echenoz en estado puro, uno de los mejores escritores del panorama internacional en la actualidad» (Cambio 16).

LA VIUDA EMBARAZADA

Puede que Keith Nearing esté pasando el verano de su vida. Tiene veinte años, y su novia Lily, tras tres meses de libertad para experimentar con otras costumbres y otros cuerpos, ha vuelto para que pasen juntos las vacaciones en un castillo en Italia. Porque es el año 1970, ya en plena revolución sexual. En el castillo, un grupo de jóvenes nadan a favor y en contra del cambio. Pero en los veranos hay brillos peligrosos, y un orden social que muere no deja un heredero sino una viuda encinta, y entre la muerte de uno y el nacimiento del otro, mucha agua ha de correr...
«Una novela brillante y extraña» (Edmund White, The New York Review).
«En este fascinante regreso en su mejor forma, Amis vuelve a los temas de sus primeras novelas con la implacable sabiduría que da la experiencia. Una novela aguda, inteligente y profunda, una revelación» (Publishers Weekly).
«El Amis satírico, el brillante escritor, es un maestro indiscutible y un modelo a seguir» (Boyd Tonkin, The Independent).

DESAYUNO EN TIFFANY'S

‘Desayuno en Tiffany´s’ probablemente no sea la mejor novela de Truman Capote porque, la verdad, resulta imposible que alguien pueda escribir otro libro tan bueno y estremecedor como ’A sangre fría’ ; o uno que retrate de modo perfecto la adolescencia como ‘Otras voces, otros ámbitos’ . Y eso por no hablar de sus prodigiosos cuentos; y en la colección titulada ’Música para camaleones’ pueden encontrarse algunos que lo confirman (todos traducidos en Anagrama). Sin embargo, ‘Desayuno en Tiffay´s’, una novela breve de escasamente noventa páginas, contiene algunos de sus momentos más tiernos, divertidos y, sobre todo, a uno de los grandes personajes de Capote: la joven y seductora Holly Golightly.

El universo literario de Capote es el Profundo Sur de Estados Unidos, donde nació el propio escritor (1924-1984). Y allí se desarrollan todos sus libros, con unos personajes extraños y atractivos, raros y al tiempo muy próximos, siempre de edad madura pero vistos por un niño excepcionalmente observador. Con un estilo que parece sencillo y atrae desde la primera fase, ofrecen múltiples variaciones sobre el modo de habitar este mundo de un modo digno y, además, lleno de gracia y sensibilidad, nada sensiblero, sin embargo.

‘Desayuno en Tiffany´s’ –con su referencia directa a la famosa joyería de Nueva York– transcurre, sin embargo, en la ciudad de los rascacielos que hicieron exclamar a más de uno, al verlos por primera vez: “¡Qué buenas ruinas serán!” Allí, Holly Golightly, una chica con gran encanto, que se ha negado a seguir una carrera de actriz en Hollywood, parte corazones, toma cócteles y parece ir tirando a base del dinero suelto que le dan sus acompañantes para la propina de los servicios en los restaurantes y clubs de moda. Estos acompañantes van desde un millonario con inclinaciones nazis, a un presidiario a Sing Sing, al que Holly visita semanalmente; por un dinero, claro. También un barman o el vecino del apartamento de arriba, un aspirante a escritor que es el que narra la historia.

Inocente y tremendamente astuta; auténtica y encarnación de la máxima sofistificación, Holly vive sin pasado –aunque el pasado termine echándosele encima–, desterrada de todas partes y sin deseos de pertenecer a nada ni a nadie. Su historia de fiestas absurdas, de amigos interesantes y superficiales, adquiere un tono musical que una vez leído, jamás se olvida. Sus andanzas constituyen una especie de canción, triste y pegadiza en ocasiones, risueña y cómica hasta provocar las carcajadas en otras. Nunca solemne, en todo momento dispuestas a divertirse, Holly aparece rodeada de un aura tan frágil que parece a punto de romperse a cada frase. Pero la chica encantadora continúa –“Eso sí que es tener estilo”, se dice de ella en el libro–, consciente y, simultáneamente alocada, y dispuesta a lo que sea con tal de ser la mujer de mundo de su imaginación. Una mujer muy atractiva y mundana, aunque inalcanzablemente próxima.

En la película que rodó Blake Edwards sobre el libro, Holly era una Audrey Hepburn en su mejor momento. Ahora que se están haciendo ‘remakes’ de películas que no tuvieron el menor interés en sus primeras versiones, alguien podría acordarse de rodar otra nueva ‘Desayuno en Tiffany’s’ (o ‘Desayuno con diamantes’, como se tituló en español), con una Winona Ryder, por ejemplo, de protagonista. Difícilmente defraudaría, como sin duda nunca defrauda el libro.